Dirigible rígido: se caracterizan por poseer una estructura
rígida que sostiene múltiples celdas o globos de gas no presurizado, por
lo tanto, no dependen de la presión interna del gas para mantener su
forma. Ejemplo: los Zeppelin.
Dirigible no rígido: utilizan presión del gas interno para retener su forma. Pueden ser globos de observación, balizamiento
o exploración que se diferencian de los aerostatos por la posibilidad
de dirigir su movimiento horizontal, ya sea mediante hélices u otros
mecanismos
Dirigible semi rígido: requieren una presión interna generalmente
menor, ya que incluyen estructuras bajo el globo que permiten
distribuir las cargas. El uso ha sido similar al de los dirigibles no
rígidos.
Dirigibles con membrana metálica: reúnen las características de
los dirigibles rígidos y de los no rígidos, mediante la utilización de
una envoltura metálica muy fina en lugar de tela plastificada. Solo se
han construido dos dirigibles de este tipo: el dirigible de Schwarz de 1897 y el ZMC-2.
Dirigibles híbridos: con este nombre se designan los aparatos que
combinan características de las aeronaves (más pesadas que el aire
atmosférico) con tecnologías de disminución del peso. Ejemplos de esto
son algunos experimentos de híbridos helicóptero-dirigible, probados
para la carga en crucero de largo alcance. Debe hacerse notar que la
mayoría de los dirigibles son más pesados que el aire cuando están a
plena carga, por lo que deben usar sus sistemas de propulsión y forma
aerodinámica para lograr la sustentación. Esta circunstancia los
convierte técnicamente en artefactos híbridos. Sin embargo la tipología
concreta se refiere a aquellos que obtienen una parte significativa de
su sustentación gracias a los perfiles alares, y requieren generalmente una importante fuerza de despegue.
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